SUJETO LÍRICO
La idea de sujeto lírico refiere al ser que se expresa en un poema. Se trata de una creación que coincide con el autor y que puede asociarse al sujeto narrador que aparece en cuentos y novelas.

Puede decirse que el sujeto lírico, por lo tanto, es la voz del poeta. Las emociones y los sentimientos de un poema se transmiten a través de este sujeto lírico, que también recibe el nombre de yo poético.
También puede indicarse que el sujeto lírico es el emisor del texto: es decir, el responsable de llevar el contenido al receptor a través de los diferentes enunciados. Lo habitual es que aparezca en primera persona mediante pronombres o ciertas formas verbales.
Por ejemplo: “Reíamos durante horas / Soñábamos, nos amábamos / Todo cambió de pronto / cuando nos cansamos”. En este ejemplo, el sujeto lírico es “nosotros”, aunque no esté explicitado: “(Nosotros) reíamos durante horas / (Nosotros) soñábamos, (nosotros) nos amábamos / Todo cambió de pronto / cuando (nosotros) nos cansamos”.
Si nos centramos en poemas populares, también podemos identificar al sujeto lírico con claridad. El famoso “Poema XX” o “Poema 20” de Pablo Neruda, que forma parte del libro titulado “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, comienza diciendo “Puedo escribir los versos más tristes…”. En este caso, el sujeto lírico puede asociarse al propio poeta chileno. Aunque es importante tener en cuenta que el sujeto lírico es una construcción que existe en el marco de la obra poética, y no puede establecerse una correspondencia directa con el escritor real que crea la composición.
poema
un poema constituye una composición de carácter literario que se enmarca en el campo de la poesía. El texto puede estar desarrollado en verso o en prosa; en este último caso, se habla de prosa poética.

En la antigüedad, todas las composiciones literarias recibían la denominación de poema, ya que la palabra deriva del verbo griego poesin (“hacer”). Por lo tanto, el poema era cualquier tipo de producto nacido de la literatura.
Entre los poemas, se considera que el género más subjetivo es la lírica, ya que el autor suele aparecer en el interior del texto. El poeta casi siempre se sitúa en el presente y su vía de expresión más común es el verso corto, donde se pueden apreciar repeticiones de tipo fónico, semántico y estructuras sintácticas específicas.
El poema lírico posee varios subgéneros entre los que se destacan el himno, la oda, la elegía y la sátira. Detallaremos algunos de ellos:
La égloga es poesía que hace referencia a la actividad de los pastores. Se caracteriza por nombrar de forma idealizada a la naturaleza, los paisajes bucólicos, y las especies que habitan sobre la tierra poniéndolos en comparación con las sensaciones que despierta el amor en dos enamorados. También puede contener elementos de dramatismo y contar historias en forma de poemas. Garcilaso de la Vega fue un maestro de este tipo de poesía.
El poema épico fue una de las formas populares en las que se contaban las andanzas de y aventuras de héroes sobrehumanos que habían sabido ayudar a los pueblos a conseguir superar determinadas tragedias. Eran historias escritas en verso pero que tenían la característica de ser narrativas. Dichas historias giraban en torno de determinados elementos de la tradición oral (mitos, cuentos populares, leyendas) e iban generalmente acompañadas por piezas musicales.
En este tipo de poemas suelen relatarse viajes difíciles, batallas y tramas donde la magia y lo sobrenatural eran protagonistas imprescindibles y ayudaban a destacar la heroicidad de los humanos que participaban en ella.
Dos de las obras más famosas que pertenecen a la poesía épica son “La Odisea” de Homero y “La Eneida” de Virgilio, muy similares en muchos aspectos pero que difieren en el modo de tratar al héroe, en el caso de Virgilio no se trata de un guerrero que combate incansablemente sino de un hombre obediente a los dioses que soporta todo lo que se le viene encima como si se tratara de un destino que no puede modificar, en cambio para Homero el héroe es intocable e inalterable. Además Virgilio introduce por primera vez en un poema épico elementos de las obras dramáticas y líricas para conseguir un lenguaje y una expresividad que rozan el realismo.
La oda era la expresión lírica por excelencia en la antigüedad y consistía en una forma de alabar alguna divinidad o musa. Un canto que era movido por una fuerte pasión y que llevaba al poeta a expresarse a través de palabras exclamativas y loas para dirigirse hacia un ser amado, objetos, paisaje o divinidad. Pablo Neruda les brindó una cuota de modernidad sin olvidarse de la esencia fundamental de estos cantos poéticos, su “Oda a la Cebolla” ha sido notablemente aclamada.

El madrigal es una poesía breve donde se muestran sentimientos de amor, un amor incorruptible, único. Suelen tener una breve extensión y son un canto al amor. Entre los poetas que han cultivado este estilo se encuentra Gutierre de Cetina.
La elegía es un poema que inspira dolor y pena. En ellos el poeta manifiesta profundos sentimientos de desesperación, angustia y desamparo; generalmente son poemas que tocan temas relacionados con la muerte o una pérdida que ha dejado un gran vacío en el poeta.
El epigrama es un poema muy breve (dos versos), más aún que el madrigal y en ellos el poeta transmite sentimientos de júbilo, festividad, alegría, mezclando dichos sentimientos con ironía y algunos tintes sarcásticos. Han existido muchos poetas que lo han cultivado, como Ernesto Cardenal.
El haiku, también llamado haikai, es de origen japonés y desde el siglo XX se cultiva también en occidente. Se trata de un poema escrito en siete versos que turnan la métrica pentasilábica (1ero y 3ero) y la heptasilábica (2do). En la mayoría de los casos son poemas que evocan algún aspecto de la naturaleza. En la actualidad la métrica no es tan rigurosa, incluso varía mucho el número de sílabas y estrofas. Entre los autores de occidente que destacan en este tipo de poemas se encuentran Jorge Luís Borges y Octavio Paz. Cabe señalar que un haiku escrito en esta época puede tratar de diversas temáticas.
Otros subgéneros que mencionan los especialistas son el epitalamio (canto que exalta las bodas), el epigrama (una sátira concisa), y el peán (un canto de guerra).
Aquella persona dedicada a la escritura de poemas es conocida como poeta (o poetisa, si se trata de una exponente femenina). Se considera que el desempeño de los poetas está influenciado por la tradición cultural de la región donde residen, aunque la poesía también puede ser universal y tratar temas comunes a todo ser humano.
CONTEXTO SOCIAL
La palabra contexto, con origen en el vocablo latino contextus, describe al espacio o entorno que puede ser físico o simbólico que sirve de marco para mencionar o entender un episodio. El contexto se crea en base a una serie de circunstancias que ayudan a comprender un mensaje. Estas circunstancias pueden ser, según el caso, concretas o abstractas.

Social, por su parte, es aquello que está relacionado o apunta a la sociedad. Este concepto (sociedad) engloba al grupo de individuos que comparten una cultura y que interactúan entre sí para conformar una comunidad.
Estas definiciones nos permiten entender la noción de contexto social, la cual abarca todos los factores culturales, económicos, históricos, etc. que forman parte de la identidad y de la realidad de una persona.
El ser humano es un ente de características sociales, cuyo desarrollo depende de los vínculos que entabla con su entorno. Esto quiere decir que las personas son las que construyen el contexto social pero, a la vez, este contexto incide en su realidad.
Tomemos el ejemplo de dos niñas nacidas en Río de Janeiro. Una de ellas vive en un barrio de clase alta, tiene acceso a los mejores servicios de salud de la zona, asiste a clases en un colegio privado y es criada por sus padres, ambos profesionales. La otra pequeña fue abandonada por su padre, pasa sus días en una favela y tiene que trabajar en lugar de estudiar.
Todas estas circunstancias (las condiciones habitacionales, la posibilidad de acceder a la educación, etc.) forman el contexto social en el que crecen las niñas del caso mencionado. Estos contextos determinan su presente y su futuro: la niña de la favela, dado que no recibe la formación académica básica, tendrá grandes problemas para conseguir trabajo. Así es probable que, cuando se convierta en una mujer y tenga hijos, ya que seguramente lo haga, éstos pasen por experiencias similares a las vividas por ella.
Y esto nos lleva al impacto que tiene en nuestro desarrollo el contexto social y a la inmensa dificultad que supone reaprender ciertas cosas que se grabaron a fuego en nuestro cerebro desde la infancia. En situaciones menos extremistas que las planteadas en los párrafos anteriores, las vivencias y las ideas que nos rodean durante nuestra crianza condicionan del mismo modo la personalidad y nos arrastran con fuerza hacia actitudes que muchas veces van en contra de nuestra propia voluntad, aun cuando no somos conscientes de ello.
Por ejemplo, el hecho de comer carne resulta muy común en la mayoría de los países, y nadie tiene la opción de alimentarse exclusivamente a base de vegetales durante los primeros años de vida. Muchas personas deciden modificar su dieta una vez que alcanzan una cierta edad, porque no se sienten identificados con las decisiones necesarias para ser omnívoros; la pregunta que surge en estos casos es: ¿ha cambiado este individuo o ha siempre sentido asco contra el maltrato y el abuso a los animales? ¿Quizás su crianza le impidió que analizara estas cuestiones para que no fuera en contra de los principios de sus tutores?
El ser humano tiende a pensar que es incapaz de vivir descubriendo a cada paso sus propias necesidades y gustos. Prefiere la falsa seguridad que le aporta agruparse, unirse a otras personas que creen tener cosas en común, anulando de esta forma la espontaneidad de sus decisiones, incluso de las aparentemente altruistas. Colaborar monetariamente con una causa que uno considera justa, siempre que no exista corrupción de por medio, puede ser una acción positiva; pero si se hace para no dar una mala imagen, entonces esto no se aleja tanto de golpear a un indigente para que nos nos etiqueten de cobardes. Ambos casos son producto de no poder, de no querer desprenderse del contexto en el que vivimos, lo cual nos reduce a meros números de documento que pasan por una ciudad y luego se desechan, pero que no dejan nada, que no generan ningún cambio en la sociedad.
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